viernes, 27 de marzo de 2009

Campaña con la misma propuesta económica y social

Me he propuesto, desde hace varias semanas, analizar junto con muchos otros las propuestas económicas y sociales de los candidatos a la Presidencia en las próximas elecciones del 3 de mayo. He revisado con cuidado los programas y planes publicados por las campañas e, igualmente, he dado seguimiento a las declaraciones de los tres “presidenciables”.La primera conclusión a la cual se puede llegar después de una lectura de las propuestas, es que los candidatos coinciden plenamente en darle seguimiento a las políticas de flexibilización y descentralización instauradas en Panamá después de la invasión militar de EEUU en 1989. Estas políticas han tenido dos resultados muy a la vista y un peligro para el futuro:En primer lugar, ha permitido que la enorme riqueza del país se concentre cada vez más en una pequeña oligarquía que se ha adueñado de todos los recursos naturales, servicios y actividades productivas. En segundo lugar, ha empobrecido a los trabajadores que apenas pueden sobrevivir en condiciones de desempleo, empleo informal, con un salario familiar promedio inferior a los 400 dólares al mes. (La canasta básica supera holgadamente esa cifra). Tanto Balbina Herrera, del Partido Democrático Revolucionario (PRD), como Ricardo Martinelli, de Cambio Democrático, han expresado de manera explícita que continuarán profundizando esta política. Balbina ha señalado que su equipo económico incluirá los personajes que más daño le han hecho al país en materia de desarrollo económico y social. Martinelli anunció, incluso, que eliminará el pago de impuestos a los más ricos.Los dos candidatos presentan discursos que abiertamente pretenden ganarse a la clase especuladora que se ha adueñado del Estado panameño. El actual presidente Martín Torrijos, en su recta final y envuelto en toda clase de escándalos de corrupción, acaba de firmar dos acuerdos internacionales que endeuda el país en más de mil millones de dólares. Los dos candidatos han aplaudido la poca atinada medida del gobierno.En los programas de los dos candidatos no hay planes de desarrollo productivo, en el campo agropecuario ni en el sector manufacturero. En el sector de servicios (casi el 80 por ciento del producto interno bruto del país) los candidatos abanican proyectos especulativos con la participación de los mal llamados inversionistas extranjeros.Con relación a la educación y a la salud, sorprende la candidez de los discursos que proponen la privatización de ambos sectores. Incluso, los planteamientos no señalan que supuestamente mejorarán los servicios. Al contrario, aseguran que estas áreas representan excelentes oportunidades para hacer negocios. Los candidatos ya tienen sus equipos económicos trabajando sobre el potencial de generar ganancias para los “inversionistas”, junto con los asesores del FMI, Banco Mundial, BID y otras entidades enquistadas en los ministerios.Los candidatos Balbina y Martinelli no se preocupan del peligro que representa la crisis económica que afecta la producción y el comercio mundial. Son ajenos a la disminución de los tránsitos por el Canal de Panamá, por la bajn de las exportaciones de bienes y servicios, por el frenazo de la construcción ni de la reducción de las visitas de “turistas”. Los próximos cinco años serán difíciles para la economía panameña y no hay plan alguno para preparar las acciones de mitigación. Al fin y al cabo, pensarán que los trabajadores – como siempre - pagarán todos los platos rotos.Panamá, 26 de marzo de 2009.Hay 15 preguntas que se desprenden de esta lectura:¿Es verdad que las políticas económicas y sociales adoptadas por los diferentes gobiernos (PRD y Panameñistas) desde 1989 han permitido que “la enorme riqueza del país se concentre cada vez más en una pequeña oligarquía que se ha adueñado de todos los recursos naturales, servicios y actividades productivas”?¿Es verdad que las políticas económicas y sociales adoptadas por los diferentes gobiernos (PRD y Panameñistas) desde 1989 han “empobrecido a los trabajadores que apenas pueden sobrevivir en condiciones de desempleo, empleo informal, con un salario familiar promedio inferior a los 400 dólares al mes. (La canasta básica supera holgadamente esa cifra)”? ¿Es verdad que “tanto Balbina Herrera, del Partido Democrático Revolucionario (PRD), como Ricardo Martinelli, de Cambio Democrático, han expresado de manera explícita que continuarán profundizando esta política” concentradora de riqueza y creadora de pobreza entre los trabajadores?.¿Es verdad que “Balbina ha señalado que su equipo económico incluirá los personajes que más daño le han hecho al país en materia de desarrollo económico y social”?¿Es verdad que “Martinelli anunció que eliminará el pago de impuestos a los más ricos?¿Es verdad que “los dos candidatos presentan discursos que abiertamente pretenden ganarse a la clase especuladora que se ha adueñado del Estado panameño?¿Es verdad que los dos candidatos aceptan los acuerdos firmados recientemente por “el actual presidente Martín Torrijos... que endeuda el país en más de mil millones de dólares”?¿Es verdad que “en los programas de los dos candidatos no hay planes de desarrollo productivo, en el campo agropecuario ni en el sector manufacturero”? ¿Es verdad que “en el sector de servicios (casi el 80 por ciento del producto interno bruto del país) los candidatos abanican proyectos especulativos con la participación de los mal llamados inversionistas extranjeros?¿Es verdad que “con relación a la educación y a la salud, sorprende la candidez de los discursos que proponen la privatización de ambos sectores?¿Es verdad que “aseguran que estas áreas (sociales) representan excelentes oportunidades para hacer negocios”?¿Es verdad que los candidatos Balbina y Martinelli “no se preocupan del peligro que representa la crisis económica que afecta la producción y el comercio mundial”?¿Es verdad que no les preocupa “la disminución de los tránsitos por el Canal de Panamá, por la baja de las exportaciones de bienes y servicios, por el frenazo de la construcción ni de la reducción de las visitas de “turistas”? ¿Es verdad que “los próximos cinco años serán difíciles para la economía panameña y no hay plan alguno para preparar las acciones de mitigación”? ¿Es verdad que los candidatos piensan “que los trabajadores – como siempre - pagarán todos los platos rotos”?

viernes, 20 de marzo de 2009

CORRUPCIÓN E INMUNIDAD ELECTORAL

“La Fiscalía Electoral debe levantar la inmunidad a ambos candidatos e investigar los montos y la procedencia de las donaciones privadas que han recibido”: Juan Jované

Las redes del crimen organizado han estado haciendo su trabajo a todos los niveles de la sociedad panameña desde hace muchos años. La llamada “narcodictadura” que recibió un golpe certero con motivo de la invasión militar norteamericana de 1989, fue reemplazada por otra forma de hacer negocios en el país. Tanto los gobiernos de turno como los intereses económicos dominantes, en estrecha alianza con EEUU, elaboraron un tejido que no está dando los resultados esperados.
La corrupción afloró a principios de la década de 1990, cuando los militares norteamericanos ocuparon los ministerios y se encargaron directamente de los negocios de las antiguas Fuerzas de Defensa (FDP), con la abierta colaboración de la clase política y el sector empresarial. Desde entonces se han aprobado leyes y se han firmado tratados con EEUU para que el sistema se consolide.
Panamá recibe todo clase de especuladores – tanto legales como ilegales – bajo el principio falso de que toda inversión extranjera contribuye al desarrollo del país. En la actualidad, el gobierno tiene acuerdos con firmas que son perseguidas en sus países de origen. Los dirigentes políticos del más alto nivel viajan en aviones privados de empresarios extranjeros.
En estas condiciones, no sorprende que la misma Presidencia de la República se haya convertido en una plaza cotizada por la mafia internacional. Las declaraciones del especulador colombiano David Murcia, extraditado recientemente a Colombia acusado por lavado de dinero y otros delitos, en el sentido de que ha “invertido” millones de dólares en la campaña electoral panameña es un indicador del grado de corrupción que caracteriza actualmente a Panamá.
La clase política panameña ha rechazado las implicaciones de las declaraciones de Murcia. Sin embargo, en su afán de sacar provecho político de la situación, ha abierto la “caja de Pandora” y se ha derramado toda la inmundicia de la corrupción sobre la sociedad civil panameña. Sólo los sectores políticos populares, marginados por el sistema electoral panameño, han planteado la necesidad de actuar rápido y poner fin a una situación insostenible.
La incursión de la mafia lavadora colombiana en la política electoral panameña fue tan penetrante que obligó a la Procuraduría General de la Nación a pedirle al Tribunal Electoral que le levantara la inmunidad a dos candidatos inscritos a la Presidencia de la República, así como al candidato oficialista a la Alcaldia de la ciudad Capital y a otra política opositora. El Tribunal Electoral accedió a la petición y se supone que la procuradora procederá con la investigación.
El candidato a la Presidencia, cuya postulación fue bloqueada por ser independiente, Juan Jované, declaró que “el sistema electoral panameño se encuentra en una crisis terminal. La última manifestación de esta crisis son las acusaciones mutuas de las campañas presidenciales de Balbina Herrera y Ricardo Martinelli, en el sentido de que han recibido dinero sucio del señor Murcia”. Jované planteó la necesidad de exigirle “a la Fiscalía Electoral que levante la inmunidad a ambos candidatos e investigue los montos y la procedencia de las donaciones privadas que han recibido”.
En conferencia de prensa, Jované “lamentó que la actitud del Tribunal Electoral panameño sea la de mirar para otro lado... Insiste en sus reglas antidemocráticas que amparan esas donaciones secretas por la que se compra a los candidatos a cambio de favores a futuro”. Según el candidato popular, esta política es la “fuente de la corrupción rampante que ha reinado en el país en los últimos años”.
Por su lado, FRENADESO señaló que “se debe crear una Comisión realmente independiente e imparcial que investigue los graves hechos denunciados. Cualquiera que resulte electo en esta farsa electoral, encabezará un gobierno espurio”.
FRENADESO planteó que “cualquiera sea el candidato que resulte electo en esta patraña electoral, encabezará un gobierno ilegítimo, espurio, salpicado por el narcotráfico, el descrédito y el bochorno”.
En un comunicado, el frente popular aseguró que “la ciudadanía siente que la corrupción generalizada ha alcanzado todas las esferas del Estado - incluso el presente torneo electoral - y asiste estupefacta a unas elecciones sin alternativas reales con dos candidatos principales bajo sospecha”.
En 1989 EEUU acusó al gobierno de introducir dineros de la “narcomafia” en la campaña electoral. EEUU, a su vez, canalizaba fondos de origen desconocido a la candidatura de la oposición. Todo indica que la práctica continua siendo parte de los procesos electorales. Según FRENADESO, “el escándalo desatado por las declaraciones de Murcia, en torno a donaciones a las campañas, pone de manifiesto el grado de descomposición de la clase política panameña y del sistema electoral que nos rige, abierto al lavado de dinero del narcotráfico y de otras operaciones fraudulentas”.
FRENADESO agregó que “si esta campaña se caracteriza por su falta de propuestas para atender los ingentes problemas nacionales, siendo en tal sentido una de las peores campañas electorales que se han celebrado, este último ingrediente ha puesto al descubierto a los políticos corruptos, quienes en su afán por hacerse del control del poder son capaces de las peores intrigas y componendas”.
En las campañas electorales que siguieron en la década de 1990 se volvieron a hacer acusaciones. Sin embargo, las denuncias no eran tomadas en cuenta por la clase política. A fines de la primera década del siglo XXI, según FRENADESO “las declaraciones de Murcia no sólo salpican la clase política criolla sino también a la clase empresarial y las entidades bancarias que abren sus puertas a especuladores y blanqueadores de dinero, sin reparo alguno, a cambio de jugosas ganancias”.
“Ahora, algunos voceros de la clase política y empresarial claman porque se censuren las declaraciones de Murcia y se eche tierra a este episodio por lo que ello puede implicar para la estabilidad e imagen del país. En el fondo, el interés de la mafiocracia es que nunca se sepa la verdad a fondo y que este caso quede en el olvido y la impunidad, como tantos otros”, terminó manifestando FRENADESO.
A su vez, Jované concluyó que “la crisis de credibilidad por la que atraviesa el actual proceso electoral es producto de un sistema construido para que, con el amparo de los magistrados del Tribunal Electoral, sigan controlando el sistema los partidos y políticos desprestigiados que nos han gobernado los últimos 20 años, y que impide el surgimiento de opciones diferentes, incluso violando la Constitución Política de Panamá”.
Panamá, 19 de marzo de 2009.

viernes, 13 de marzo de 2009

La mano visible del gobierno al rescate

Regresamos al "desarrollismo", con una fuerte intervención pública en las políticas económicas y sociales, o estamos a las puertas de una nueva era.

La campaña política panameña que culminará el 3 de mayo en las elecciones generales para Presidente de la República, no aborda los problemas que enfrenta el país. La informalidad del empleo y la disminución del crecimiento económico que influyen sobre la pobreza, la violencia y el empleo precario, no se encuentran en la agenda de los candidatos a la Presidencia.
Recientemente el jefe del equipo de economistas del HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo – controlado desde Londres, Hong Kong y Pekín - opinaba sobre la crisis económica mundial. Stephen King se refería a tres problemas que enfrenta actualmente el capitalismo global como sistema. Si no logra encontrar la solución a corto plazo es probable que tengamos mucho antes de lo esperado una transformación radical de nuestra forma de vida a escala mundial.
El primer problema se refiere a la incapacidad del mercado para determinar cómo y cuándo distribuir el capital. Según King, los gestores políticos están convencidos que si no se regula el mercado todo el sistema colapsará. En la mayoría de los países, para evitar el círculo vicioso de no encontrar compradores porque no hay producción y de no producir porque no hay compradores, los gobiernos están pasando por alto el sistema financiero.
Los bancos centrales están interviniendo comprando directamente y estableciendo la agenda. Según King, serán las instituciones gubernamentales y no el mercado que decidirán que compañías o personas son sujetos de crédito. Mientras más disminuye la demanda será el gobierno que defina las líneas de inversión. ¿Qué tiene de malo este cambio? Nada en particular. Sin embargo, destruye la religión “neoliberal” y sus profetas que consideraban que el mundo había llegado al “fin de la historia”.
El segundo problema se refiere a las tendencias contrarias a la ideología del libre comercio que aparecen en todos los países desarrollados. EEUU ya pasó una ley que reencarna la Tarifa Dingley de principios del siglo XX que apunta hacia la compra sólo de productos norteamericanos: “Buy American Act”. Igualmente, en Francia el apoyo gubernamental a la industria automovilística está condicionado a mantener todos los empleos dentro del país.
El tercer problema al cual apunta King se refiere a otro mito sacrosanto del capitalismo: No se podrá seguir promoviendo la creencia que el capitalismo es un sistema basado en la competencia y en la toma de “riesgos”. Los gobiernos tendrán que “asegurar” las pensiones y los préstamos a todos los niveles. Los gobernantes podrán “manipular” las tasas de cambio para obtener ventajas relativas
King concluye que el mundo no tendrá forma de regresar a las formas conocidas en la era del neoliberalismo. La nueva era de la regulación no contribuirá a la ideología del “espíritu empresario” ni al riesgo. Sólo la mano visible del gobierno podrá evitar un colapso económico del capitalismo mundial.
El HSBC institución bancaria donde trabaja King es el banco privado más grande actualmente en Panamá. Hace varios años compró los activos de la próspera sucursal local del Chase Manhattan Bank y, posteriormente, adquirió el Banco del Istmo (la entidad bancaria privada más grande de Panamá).
El silencio de los candidatos a la Presidencia en Panamá en torno a los problemas que aqueja el sistema capitalista moderno – al cual está firmemente adherido el país desde hace más de siglo y medio – es una muestra de la falta de preparación y planificación de nuestra clase gobernante.
Panamá, 12 de marzo de 2009
La campaña política panameña que culminará el 3 de mayo en las elecciones generales para Presidente de la República, no aborda los problemas que enfrenta el país. La informalidad del empleo y la disminución del crecimiento económico que influyen sobre la pobreza, la violencia y el empleo precario, no se encuentran en la agenda de los candidatos a la Presidencia.
Recientemente el jefe del equipo de economistas del HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo – controlado desde Londres, Hong Kong y Pekín - opinaba sobre la crisis económica mundial. Stephen King se refería a tres problemas que enfrenta actualmente el capitalismo global como sistema. Si no logra encontrar la solución a corto plazo es probable que tengamos mucho antes de lo esperado una transformación radical de nuestra forma de vida a escala mundial.
El primer problema se refiere a la incapacidad del mercado para determinar cómo y cuándo distribuir el capital. Según King, los gestores políticos están convencidos que si no se regula el mercado todo el sistema colapsará. En la mayoría de los países, para evitar el círculo vicioso de no encontrar compradores porque no hay producción y de no producir porque no hay compradores, los gobiernos están pasando por alto el sistema financiero.
Los bancos centrales están interviniendo comprando directamente y estableciendo la agenda. Según King, serán las instituciones gubernamentales y no el mercado que decidirán que compañías o personas son sujetos de crédito. Mientras más disminuye la demanda será el gobierno que defina las líneas de inversión. ¿Qué tiene de malo este cambio? Nada en particular. Sin embargo, destruye la religión “neoliberal” y sus profetas que consideraban que el mundo había llegado al “fin de la historia”.
El segundo problema se refiere a las tendencias contrarias a la ideología del libre comercio que aparecen en todos los países desarrollados. EEUU ya pasó una ley que reencarna la Tarifa Dingley de principios del siglo XX que apunta hacia la compra sólo de productos norteamericanos: “Buy American Act”. Igualmente, en Francia el apoyo gubernamental a la industria automovilística está condicionado a mantener todos los empleos dentro del país.
El tercer problema al cual apunta King se refiere a otro mito sacrosanto del capitalismo: No se podrá seguir promoviendo la creencia que el capitalismo es un sistema basado en la competencia y en la toma de “riesgos”. Los gobiernos tendrán que “asegurar” las pensiones y los préstamos a todos los niveles. Los gobernantes podrán “manipular” las tasas de cambio para obtener ventajas relativas
King concluye que el mundo no tendrá forma de regresar a las formas conocidas en la era del neoliberalismo. La nueva era de la regulación no contribuirá a la ideología del “espíritu empresario” ni al riesgo. Sólo la mano visible del gobierno podrá evitar un colapso económico del capitalismo mundial.
El HSBC institución bancaria donde trabaja King es el banco privado más grande actualmente en Panamá. Hace varios años compró los activos de la próspera sucursal local del Chase Manhattan Bank y, posteriormente, adquirió el Banco del Istmo (la entidad bancaria privada más grande de Panamá).
El silencio de los candidatos a la Presidencia en Panamá en torno a los problemas que aqueja el sistema capitalista moderno – al cual está firmemente adherido el país desde hace más de siglo y medio – es una muestra de la falta de preparación y planificación de nuestra clase gobernante.
Panamá, 12 de marzo de 2009

domingo, 8 de marzo de 2009

2009: Candidatos a la Presidencia sin plan de gobierno

Hay tres candidatos compitiendo por la Presidencia de la República. Uno será escogido por el voto popular en la urnas el 3 de mayo de 2009. Al mismo tiempo, 71 diputados serán elegidos e, igualmente, se escogerán alcaldes y representantes de corregimiento.
Los candidatos a la Presidencia no han elaborado un plan de gobierno. La campaña electoral se ha reducido a un concurso de imagen. El “loco” Ricardo Martinelli , de la alianza opositora, tiene una ventaja significativa en las encuestas – casi el 50 por ciento de las preferencias – contra un poco más de 30 por ciento de la “chola” Balbina Herrera, del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD). Guillermo Endara fluctua cerca del 5 por ciento. La candidatura independiente y popular de Juan Jované, quien presentó un plan de gobierno, fue bloqueada por el Tribunal Electoral.
Sobre la economía nacional, tanto Martinelli como Herrera han guardado total silencio. Para enfrentar la crisis internacional que impacta a Panamá no tienen planes. De la mano de los especuladores nacionales y extranjeros, que controlan la economía panameña, anuncian confiados que se dirigen hacia el precipicio.
Economía
Lo que más se destaca del “plan” económico de Martinelli es su propuesta de reducir los impuestos a los más ricos. Es decir, a las ganancias de los especuladores y capitalistas así como a quienes tienen salarios que superan los 50 mil dólares anuales. En su propuesta señala que introduciría un “flat tax” que equipararía a los contribuyentes más ricos con los más pobres.
Según el analista, Iñaki Iriberri, la propuesta de Martinelli “reconoce que el crecimiento económico no llega a la mayoría de los panameños pero mantienen notorio silencio en cuanto a una ley general de salarios, saliéndose por la tangente ofreciendo becas, programas de primer empleo y de aprendiz”.
El planteamiento de la Alianza de Oposición de Martinelli “guarda cómplice silencio en relación a la explotación minera a cielo abierto, construcción indiscriminada de hidroeléctricas, la venta de playas e islas con la titulación de derechos posesorios, como de un ordenamiento urbano coherente e integral”, dice Iriberri.
Promete “luchar contra la pobreza mediante las ya sopeteadas granjas sostenibles y promesas de financiamiento y mercadeo de excedentes. La respuesta debe partir de un plan de reforma agraria con una política productiva, de acopio y distribución. Las acciones caritativas que proponen deja en manos de las empresas agro exportadoras como de los conglomerados nacionales el usufructo de la actividad agropecuaria y forestal.
No pueden ocultar el carácter clasista de la propuesta que otorgaría un crédito fiscal de 600 dólares por hijo que estudie en escuela privada. ¿Qué sucede con la gran mayoría de las familias panameñas que tienen hijos en las escuelas públicas (110 mil estudiantes) pero cuyo ingreso es inferior a 10 mil dólares anual por lo que no tendrían crédito fiscal? ¿Qué sucede con la inmensa mayoría que tienen a sus hijos en las escuelas públicas que adolecen de salarios o que tienen ingresos paupérrimos? ¿Si las becas son la respuesta, las han cuantificado para quiénes?
La propuesta de Balbina señala que “mantendrá las políticas que han permitido nuestro crecimiento sostenido”. Parece que no se ha dado cuenta que esas políticas se agotaron y que han generado una crisis económica a escala mundial. No se da cuenta que el próximo gobierno tendrá que enfrentar los efectos de la crisis sobre la economía nacional.
Agrega que “cumplirá con el mandato legal en materia de responsabilidad fiscal”. Es decir, seguir con la política de transferir las riquezas de los panameños a los especuladores nacionales y extranjeros. Su política económica promete “profundizar y mantener la política de subsidios en la energía eléctrica, el tanque de gas de 25 libras y la tasa de interés para créditos hipotecarios para viviendas en las franjas de menor costo”.
Políticas sociales
Con relación a las políticas sociales, los candidatos no entienden la relación entre las inversiones en educación y salud y el crecimiento económico capitalista. Según Iñaki Iriberri, el “plan de gobierno” de Martinelli plantea como“responsabilidad del Estado garantizar salud (que) implica tener un sistema integral de salud pública. (Martinelli) presenta un listado de propuestas que no esconde su real intención de privatizar el sector”.
A su vez, el “plan” coloca a la educación a la merced de la inversión empresarial local y extranjera, que dejaría en un vaivén constante el proceso educativo. En cuanto a la educación formal quedamos en lo mismo: un listado de iniciativas.
El programa de Balbina no tiene una visión coherente del problema social. Tiene secciones que se refieren a diferentes problemas puntuales que son tratados como una lista de “supermercado”. Utiliza términos políticamente correctos para las agencias internacionales como “inclusión”, pobreza y “focalización” que son propios de los documentos de las agencias intergubernamentales (ONU, BID y el Banco Mundial). Señala que la necesidad de “destacar la agenda de inclusión social y la estrategia de combate a la pobreza, ejes centrales de la gestión del Estado, caracterizada por un crecimiento sin precedente de la inversión pública. Dicha inversión ha sido canalizada por un conjunto de programas institucionales que enfocan la inversión pública directamente hacia los sectores más vulnerables de la sociedad panameña, como por ejemplo, la Red de Oportunidades”.
La propuesta social de Balbina es un poco difícil de comprender, incluso si el lector es un funcionario internacional. Por lo menos el programa de Balbina utiliza el lenguaje políticamente “correcto” según los organismos internacionales. Este es un renglón que los asesores de Martinelli aún no manejan.
Los problemas identificados por los panameños
Los medios ignoran los problemas identificados por la mayoría de los panameños. En sus planas, y en los pocos debates entre los candidatos, estos problemas no se abordan. Sin embargo, ya desde un par de años, las encuestas muy publicitadas apuntan a tres preocupaciones centrales sentidas por la población (esa masa que concurre a las urnas para depositar su voto). Veamos que dicen los candidatos sobre la seguridad ciudadana, el empleo y la educación que son los problemas identificados por la población como los más relevantes.
Seguridad ciudadana
En primer lugar, se encuentra la violencia producto de las políticas neoliberales y la corrupción (ligada al blanqueo y otros crímenes). Los candidatos se atropellan para ser los más “duros” amenazando con aumentar las penas de cárcel, de militarizar la policía o incrementar la persecución de la juventud. No presentan planes coherentes o viables.
El programa de Balbina ignora por completo los tratados de seguridad e inteligencia suscritos con EEUU. Aparentemente avala la militarización del país bajo la tutela de Washington. En lo relacionado con seguridad ciudadana, su programa se limita a señalar que “fortalecerá la recuperación de la confianza de la comunidad en la policía y elevar la autoestima y motivación de sus integrantes”. También dice que “ ampliará el proceso de entrenamiento, capacitación y equipamiento adecuado de la policía (mejor comunicación, armamento, equipos y medios de movilización y uniformes). Asegura que “incrementará el número de policías. Hoy tenemos 4 policías por cada mil habitantes, se llevará el número de unidades a 7 policías por cada mil habitantes”.
La campaña de Balbina utiliza un lema que sintetiza la propuesta del candidato a Vice-presidente, Juan C. Navarro y el propio: “Mano dura con justicia social”.
Martinelli todavía no ha concretado su plan para enfrentar la violencia social, producto de 20 años de aplicación de políticas neoliberales.
Empleo
En segundo lugar, el desempleo sigue preocupando a los panameños. Más de la mitad de la población activa está en el sector informal creando una crisis en el 80 por ciento de las familias del país. El 60 por ciento de los panameños ganan menos de 400 dólares al mes. (El costo de vida supera holgadamente esa cifra). Los candidatos y sus asesores ignoran la realidad planteando que la bonanza producto de la especulación de los dos últimos años beneficia a todos los sectores. No pronuncian la palabra “planificación” por considerarla peligrosa.
Para combatir el empleo informal el programa de Martinelli propone utilizar “la inversión privada como principal herramienta generadora de empleos, para lo cual crearán un programa “Multi-nivel” para niños pobres entregando becas y también un programa de primer empleo como de aprendiz para jóvenes quienes serán contratados por la empresa privada.
La propuesta plantea motivar la iniciativa empresarial con un programa de Gestión Empresarial, facilitando formación, herramientas técnicas y financieras. También propone crear parques industriales (chips y farmacéutica) y sembrar grandes extensiones de caña de azúcar y palma aceitera para producir etanol y biodisel. Quiere fortalecer la actividad turística de uso intensivo de trabajo, reforestar 50 mil hectáreas en la comarca Ngobe Buglé con programas de capacitación y autogestión así como cumplir con la ley que exige que el 10 por ciento del personal embarcado en naves de bandera nacional sea panameño.
El lema de Balbina Herrera propone “crecimiento económico con generación de empleo (Crecer para la gente)”. Agrega que aspira crear “empleos decentes con salarios dignos
para la gente”. Entre sus metas destaca “consolidar la educación y capacitación
para el trabajo, estimular la inversión privada en sectores estratégicos: turismo, conglomerado del canal, vivienda y construcción, agropecuario, industrial y exportaciones”.
Además, plantea que quiere “privilegiar la inversión en proyectos de infraestructura pública. Desarrollo de las micros y pequeñas empresas y cooperativas. Facilitar el diálogo y la concertación en las relaciones obrero-patronales. Ampliar y agilizar el Fondo de Garantías. Crear un programa “Mi Primera Oportunidad” de incentivos dirigidos a jóvenes emprendedores que facilite la creación de nuevas empresas (capacitación, asistencia técnica, y crédito)”.
La propuesta no tiene una visión de país y de sus problemas. Ignora las causas del problema y, como consecuencia, no propone soluciones. El rosario de temas que aborda no constituyen un programa de trabajo.
Educación
La educación ocupa el tercer lugar entre las preocupaciones. El colapso del sistema educativo, como consecuencia de las políticas neoliberales irresponsables, generan las tasas de deserción más elevadas de la historia republicana, los niveles más bajos de capacitación y el deterioro casi total de la infraestructura. Sobre esta situación los candidatos no ofrecen propuestas y mucho menos soluciones.
La propuesta de Martinelli señala que diseñará nuevas políticas con una oferta educativa cónsona con la necesidad de recursos humanos que requiera el desarrollo integral del país, reingeniería para el eficiente uso de los recursos, la descentralización y patronatos para todas las escuelas, dormitorios para estudiantes alejados de su residencia, mejorar la cobertura educativa, utilizar los ingresos generados por los casinos, becas y ofertas educativas a jóvenes y adultos sin escolaridad.
En el programa de Balbina Herrera, candidata a la presidencia del PRD, ofrece una lista de 25 tareas en el campo de la educación nacional. La lista es incoherente y sin fines prácticos. No plantea con qué recursos realizará las tareas señaladas. Los asesores de Balbina ignoran la crisis de la educación panameña, sus causas y se olvidan de utilizar un instrumento como la planificación para organizar sus propuestas
La lista de tareas es encabezada por una la decisión de “destinar voluntad y esfuerzos supremos para mejorar la calidad de los aprendizajes desde el nivel parvulario hasta la universidad. Señala también que pretende universalizar la educación preescolar y expandir significativamente la educación media para toda la niñez y la juventud del país.
La lista de tareas del programa de Balbina continua enumerando objetivos como “impulsar una educación para el trabajo y a lo largo de toda la vida. Utilizar Internet en todas las escuelas del país como herramienta de aprendizaje. Valorar el papel del personal docente y mejorar su formación, motivación y compromiso con la educación. Crear un sistema de estímulos con base en meritos profesionales”.
¿Qué hacer?
¿Qué puede esperar el pueblo panameño? Un próximo gobierno (2009-2014) con “más de lo mismo” y quizás con una debacle administrativa producto de la incompetencia política de la clase gobernante para dirigir el país.
¿Qué tiene que hacer el pueblo panameño? No tiene sentido exigir un programa porque la generación que actualmente está a la cabeza de la clase política no tiene la capacidad para prepararlo. Hay que meditar sobre las alternativas. En primera instancia, sin abandonar otras posibles alternativas en el futuro, hay que protestar en la urnas. El voto en blanco para Presiente de la República es quizás la mejor opción. El voto en blanco se traduce en una protesta social que sintetiza la posición del pueblo panameño que ha sido engañado en forma sistemática durante los últimos 20 años. El voto en blanco también se traduce en una alternativa futura para una candidatura popular como la presentada por Juan Jované.
Panamá, 7 de marzo de 2009.