jueves, 30 de julio de 2009

Homenaje a George Priestley

Esta noche un pueblo agradecido le rinde homenaje al científico de Guachapalí, nombre con el cual George identificaba el Panamá que amaba.
George tenía tres amores en la vida. En primer lugar su familia – Marva y Amílcar – y todos sus seres queridos que se dispersan por dos continentes. George me hablaba siempre de su mamá, mujer de mucha garra que migró a Nueva York a buscar nuevas oportunidades dándole a George el horizonte que necesitaba.
Conocí a George en medio de grandes transformaciones que se daban en el mundo, en América latina y Panamá. En nuestras conversaciones surgían temas como la guerra de Vietnam, la unidad popular chilena de Salvador Allende o la estrategia de Torrijos en las negociaciones en torno al Canal.
En aquellos intercambios intensos siempre surgía el nombre de Marva, la compañera inseparable. George me explicaba como la conoció cuando eran adolescentes y crecieron juntos. Estando en Nueva York a mediados de la década de 1970, George me dio oportunidad para conocer su vida familiar. Me dijo que quería que fuera a su casa en Brooklyn para que conociera a Marva. En el camino, me contó que Marva estaba embarazada después de haber superado muchos obstáculos. Llegamos al apartamento y me senté con George a conversar con Marva. Ella estaba en cama por prescripción médica para asegurar la llegada sana y salvo de Amílcar.
Los ojos de George y Marva brillaban de alegría sabiendo que Amílcar les llenaría la vida con alegrías y esperanzas. Eran tiempos de descolonización, de revoluciones y de grandes insurrecciones. George y Marva identificaron ese momento con la llegada de Amílcar, el amor hacia el prójimo, hacia los pueblos del mundo, simbolizada en la persona de ese gran revolucionario de raíces caribeñas y presencia africana.
El segundo amor de George era su compromiso con el conocimiento, con la ciencia. George plantearía esta relación como el compromiso del científico - que produce conocimiento – con la sociedad, con los seres humanos y sus luchas.
Aunque George realizó sus estudios superiores en EEUU, su objeto de estudio siempre fue Panamá. Desde aquel trabajo seminal sobre el proyecto torrijista y los movimientos sociales panameños, hasta el más reciente que desde una perspectiva comparativa abordaba problemas de organización popular. George siempre buscaba la forma de contribuir a las luchas de la gente que quería superarse.
El trabajo de George tenía un eje conductor – como politólogo – y, a la vez, un espacio cada vez más amplio. Su interés fue explicar la aparente contradicción entre el proyecto integrador y la propuesta de particularidad en el movimiento afro-antillano panameño. En esta búsqueda constante, se destacan figura intelectuales de la talla de un George Westerman hasta un Egbert Wetherborne, pasando por Armando Fortune.
En el debate que se suscitaba, abordaría a Arnulfo Arias y su persecución de las organizaciones (logias) afro-antillanas en 1940. Igualmente, a un Torrijos que incorpora a su equipo de trabajo a destacados afro-antillanos en la década de 1970. Pero George no confundía la legitimidad de un proyecto y la marginación (discriminación) sistemática de la comunidad afro-antillana.
Junto con Gerardo Maloney, se adentró a definir las persepctivas y las limitaciones de los afro-antillanos como proyecto en Panamá. El enfoque, sin embargo, rechazó la formulación tradicional del clientelismo. También criticó la propuesta clásica de una diáspora que tarde o temprano se reagruparía. La pregunta de George y Maloney aún busca una respuesta. Lo importante de la inquietud intelctual es que formula las preguntas importantes. Le abrió el camino a otros para profundizar en torno a la cuestión afro-antillana.
George entendió , igualmente, que la realidad panameña remite a un referente más amplio que incluye el Gran Caribe y EEUU. Los procesos sociales se entienden en su contexto amlplio, internacional para llamarlo de alguna manera. George encabezó un proyectop en EEUU que integraba la movilización de las comunidades segregadas tanto de origen latinoamericano como afro-americano.
El tercer amor de George era Panamá. El lo llamaba Guachapalí. Era un panameño ciento por ciento o mas. Cuando lo conocí en 1972 lo primero que me dijo era que estaba preparándose para regresar de EEUU. Poco después recibió su doctorado de la Universidad de Columbia y ganó su cátedra en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). Cuando lo abracé y felicité, me dijo que quería regresar a Panamá. En Brooklyn dirigía la comunidad panameña y en Panamá presidía congresos y eventos académicos, culturales y étnicos.
En 2009 regresó con Marva y organizó rápidamente su reinserción al país. Compró un apartamento, encabezó una investigación en la ciudad de Colón y se agitó en las actividades del CELA. Su cuerpo estaba cansado, producto de una enfermedad que lo perseguía, pero su mirada reflejaba energía acumulada por décadas para su regreso a su Guachapalí querido.
George hacía llamadas, visitaba amigos, organizaba reuniones, generaba iniciativas en el Panamá que tanto quería. En medio de su ajetreo, George junto con Marva encontraban tiempo para contarnos (a Valeria y a mi) sus planes a corto y mediano plazos. Tenía una visión tan clara de los retos que enfrentaba y que tenía que superar que provocaba admiración.
Al día siguiente de nuestra última reunión, una llamada de George nos causó preocupación. Había decidido regresar a Nueva York a ver a a su médico ya que la terrible enfermedad parecía haberse descontrolada. Pocos días después George, el panameño, se había ido.
Pero esta noche, George el científico de Guachapalí, está presente. Su legado está corriendo por los pasillos de esta casa de la cultura, por la juventud estudiosa y combativa del Istmo y por todos quienes luchan por transformar el Panamá que conocemos.
Marva y Amílcar han cumplido con el último deseo de George. Sus cenizas descansarán en las aguas del Canal de Panamá que nuestros abuelos construyeron pensando en el futuro de una nación.
George, gracias por regresar a tu casa.
Panamá 30 de julio de 2009.

sábado, 25 de julio de 2009

EEUU acelera la fase militar del Plan Colombia

Informes indican que antes de fin de mes, EEUU acordará con el gobierno colombiano en Bogotá un acuerdo mediante el cual se distribuirán tropas norteamericanas en, por lo menos, siete bases del país andino. El ministro de Defensa, el general Freddy Padilla anunció que el acuerdo tendrá una duración inicial de 10 años. La principal instalación militar es Palanquero, apenas a 100 kilómetros de Bogotá, a orillas del río Magdalena. Las tropas norteamericanas también operarán desde la base de Apiay en los llanos orientales de Colombia así como en Barranquilla, en la base Alberto Puowels, en la costa del Caribe.
El acuerdo militar entre los dos países incluye un incremento de visitas de naves de guerra norteamericanas a los puertos de Málaga, en el Pacífico, y Cartagena, en el Caribe. Los voceros militares colombianos señalan que los nuevos arreglos le permitirá a EEUU reemplazar la base que opera en Manta, instalada en el norte de Ecuador. Washington tiene un total de 220 efectivos que hacían 8 vuelos diarios. Manta ha servido para identificar barcos y aviones sobre el espacio aéreo de Colombia y otros países de la región.
El acuerdo que permitirá a EEUU ocupar a Colombia por diez años, también extendería el pacto actual para incrementar la presencia de hasta 1.400 soldados y contratistas militares estadounidenses en territorio colombiano.
La base de Palanquero se abrió a operaciones norteamericanas en abril de 2008. En 1998 un helicóptero que operaba desde Palanquero bombardeó a una comunidad al norte de Bogotá matando a 17 personas. El incidente fue encubierto hasta que los grupos de defensa de los derechos humanos obligaron al gobierno de Bogotá a admitir la responsabilidad de las Fuerzas Armadas colombianas en la masacre.
En la capital norteamericana, el Congreso está a punto de aprobar una partida para invertir 46 millones de dólares en la ampliación de Palanquero. En la actualidad, Palanquero cuenta con una pista aérea de 3,500 metros de longitud, dos hangares y aloja la división más importante de la Fuerza Aérea colombiana.
La embajada de EEUU en Bogotá se niega a hacer declaraciones. El embajador William Brownfield señaló hace poco que EEUU no invertiría en la construcción de nuevas bases. Al contrario, dijo, su país sólo hará uso y modernizará las instalaciones ya existentes en Colombia. Brownfield era embajador de EEUU en Venezuela en 2002 cuando la conspiración para derrocar al presidente Hugo Chávez fracasó. Washington no negó su participación en ese golpe frustrado por el pueblo venezolano.
Colombia actualmente es el país más comprometido con las políticas norteamericanas de “contención” en América del Sur. Sus vecinos inmediatos, Venezuela y Ecuador, han sido objeto de constantes provocaciones tanto por Bogotá como por Washington. El incremento significativo de militares norteamericanos en Colombia creará aún más tensiones entre los países de la región con Bogotá. Según declaraciones de un militar colombiano a una agencia de noticias de EEUU, el Pentágono (Departamento de Defensa) pretende convertir a Colombia en un hub (“centro de operaciones”) para sus operaciones militares. Quienes se oponen en el Congreso de EEUU a la ampliación de la presencia de su país en Colombia están preocupados por los efectos que tendrá esta política intervensionista en la región. Además, a EEUU no le conviene, dicen, comprometerse más en los conflictos internos de Colombia.
El escenario colombiano se asemeja mucho al Vietnam de hace 40 años cuando EEUU desplegó tropas en ese país para luego atacar a los países vecinos de Indochina (Laos y Camboya). En este caso, EEUU podría estar pensando en Venezuela y Ecuador, de paso repetir una invasión-castigo a Panamá.
A pesar del hermetismo, el documento oficial del Pentágono, “Estrategia hacia una ruta global” ofrece algunas pistas sobre las intenciones de EEUU. El documento fue presentado en abril de 2009 en la base aérea de Maxwell, en Alabama, EEUU. El documento señala que Palanquero puede servir como una “base para la seguridad cooperativa” desde donde se podrían “ejecutar operaciones móviles”. En otras palabras, se convertiría en una plataforma para realizar operaciones militares en la región. Según el mismo documento, “la mitad del continente puede ser cubierto desde Palanquero por un transporte militar C-17 sin tener que reabastecerse”.
Tanto el senador opositor colombiano, Gustavo Petro, quien calificó este plan como “una violación de la soberanía”, como el candidato a la Presidencia, Rafael Pardo, se oponen a los planes de Bogotá y Washington. Pardo, que está en campaña para las elecciones de 2010, se queja del secretismo y la naturaleza provocativa de una presencia militar de EEUU en Colombia. Según Petro, “lo que busca el acuerdo es tener tropas norteamericanas en Colombia. Un país soberano debe respetarse por el hecho de que sólo las tropas colombianas son las que tienen derecho a estar en Colombia”.


El canciller colombiano, Jaime Bermúdez, quien viajo a Washington para defender el proyecto en una Comisión del Senado de ese país, aseguró que las operaciones militares de EEUU no penetrarían el territorio de otros países sin el permiso correspondiente. “Se trata de un acuerdo entre Bogotá y Washington que cubre sólo territorio colombiano”. El presidente colombiano, Alvaro Uribe, ha declarado muchas veces que sus tropas cruzarían todas fronteras para defender su país. Así lo han hecho en múltiples ocasiones en Venezuela, Ecuador y Panamá. Las declaraciones de Bermúdez parecen no coincidir con la historia reciente de agresiones colombianas en los países vecinos.
En la actualidad, EEUU mantiene alrededor de 600 efectivos y contratistas militares en Colombia. Los “asesores” norteamericanos están incrustados en las divisiones del Ejército colombiano, tienen sus propias oficinas y han entrenado a miles de oficiales desde 2000.
Panamá, 23 de julio de 2009.

viernes, 17 de julio de 2009

Llegó el espionaje de alta tecnología a Panamá

Los acuerdos e intercambios de notas diplomáticas celebrados con EEUU ha colocado a Panamá en una posición vulnerable en todo lo concerniente a nuestra seguridad nacional. De hecho, somos dependientes de EEUU en toda materia – desde las comunicaciones, el transporte, la economía y, hasta, la cultura. Recién se informó que la ciudad de Panamá tiene un sistema avanzado de vigilancia que cuenta con 200 cámaras colocadas en diferentes puntos. A su vez, un total de 25 cámaras del mismo sistema se encuentran colocadas dentro de los terrenos de la Universidad de Panamá.
Los panameños conocemos poco sobre el sistema que utilizan estos organismos para vigilarnos. Sabemos menos sobre como monitorean el sistema de comunicaciones, que incluye teléfonos, celulares, internet, correos electrónicos y otros avances técnicos. En EEUU, Josh Silver, director ejecutivo de Free Press, puso sobre alerta a los norteamericanos sobre la “tecnología que monitorea todo lo que circula a través de internet”. Asegura que la tecnología “es algo que funciona, está disponible y no hay legislación en EEUU que impida que el gobierno en Washington la utilice. Las principales empresas proveedoras de internet, en particular AT&T y Verizon, vigilan el contenido de lo que circula en ese mundo cibernético y en las líneas telefónicas en todo el país”. Obviamente, vigilan el mundo entero. Según la periodista Amy Goodman, el sistema de espionaje es la columna vertebral del programa de “escuchas telefónicas sin orden judicial” actualmente vigente en EEUU.
En el caso de Panamá desconocemos quienes espían el sistema de comunicaciones. En el caso de EEUU, Thomas Tamm, abogado del Departamento de Justicia, denunció la existencia de un programa secreto de vigilancia. Según Tamm, este país tiene “un procedimiento legal en vigencia a través de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera para permitir las escuchas telefónicas de los norteamericanos que van al extranjero. Son muchos más los norteamericanos sometidos ilegalmente a escuchas telefónicas de lo que sabemos. Cuando empecemos a enterarnos de cuántas personas fueron torturadas a nombre nuestro, agrega Tamm, también nos vamos enterando poco a poco sobre el alcance de las escuchas telefónicas".
Si la ley norteamericana permite el espionaje de sus ciudadanos cuando viajan al exterior, que les impide utilizar sus recursos para espiar a los panameños en Panamá. Hace pocos años el entonces senador Barack Obama votó para otorgar a empresas como AT&T y Verizon, inmunidad retroactiva de ser procesadas. The New York Times recientemente informó que Washington tiene una base de datos llamada Pinwale, con millones de correos electrónicos interceptados.
En una reciente audiencia del Senado, el senador Russ Feingold le preguntó al procurador general de EEUU, Eric Holder, si creía que el programa original de escuchas telefónicas sin orden judicial era ilegal. Según Holder sólo pudo señalar que el programa “era desacertado como política”. En EEUU, según Amy Goodman, “el gobierno de Obama está siguiendo un camino peligroso en relación con los programas de espionaje de la era Bush. Estos deberían ser suspendidos y puestos a consideración de la justicia, en lugar de ser ampliados y defendidos”.
En Panamá se dice que la vigilancia pretende “controlar” el aumento de la criminalidad, producto de las políticas neoliberales que los últimos gobiernos han aplicado. Sin embargo, los servicios de seguridad de la Presidencia, con sus asesores norteamericanos, podrían tener otras ideas más preocupantes.
Panamá, 16 de julio de 2009.

jueves, 9 de julio de 2009

Nueva derecha en el poder juega política

El 1º de julio, el presidente Ricardo Martinelli al entrar al palacio de Las Garzas (Presidencia) se encontró con un país cuyos últimos gobiernos perdieron su rumbo en materia de desarrollo social y económico. Durante varios lustros se ha hecho énfasis en políticas neoliberales que han debilitado la capacidad productiva del país y ha empobrecido a la mayoría de los panameños. A esta situación se le agrega, actualmente, la recesión norteamericana que ha paralizado las inversiones e intercambios comerciales a escala mundial. Los indicadores presentan fuertes deterioros en áreas estratégicas como la educación, la salud, el desarrollo urbano y otros aspectos sociales claves. En materia económica, después de un crecimiento del producto interno bruto promedio del 8 por ciento entre 2005 y 2008, en el presente año se proyecta un incremento de apenas el 2 por ciento.
La estrategia neoliberal, que dominó aquel período, también agudizó los problemas asociados con el crimen organizado. Un relajamiento de las leyes abrieron las puertas a la corrupción y al abuso en negocios turbios como los juegos al azar, el lavado de dinero y el tráfico de drogas y seres humanos. La violencia, pareja íntima de la corrupción, ha saltado a la palestra multiplicándose los delitos y los crímenes. De la corrupción no se escapan los grandes proyectos públicos, negocios particulares y la vida cotidiana del panameño.En materia política Martinelli pretende no sólo ser el gran ganador de la contienda electoral del pasado 3 de mayo. En la primera semana en la Presidencia ha enviado mensajes en el sentido de querer desplazar al Partido Revolucionario Democrático (PRD) – actualmente pasando por una profunda crisis dentro de sus filas partidistas - del centro de gravedad de la vida política panameña. Es la posición que ha ocupado desde su creación por el general Omar Torrijos en 1978. Los voceros de Martinelli abanican el surgimiento de un partido de izquierda que acabaría con el PRD. Un diario de la localidad, anuncia un “relevo” del PRD y su reemplazo por la “izquierda”.
Más que análisis de la realidad panameña, son especulaciones de “cabezas calientes” que reciben líneas provenientes de alguna embajada en la capital panameña. Martinelli es políticamente de extrema derecha, que logró capturar el centro político mediante una campaña mediática acertada, alianzas oportunas y mucho dinero.
Según una atinada comentadora, “se pretende armar un escenario en que el PRD, además de perder el gobierno también pierda el liderazgo de la oposición”. Para ello abanican a una alternativa de izquierda. Sin embargo, la misma observadora señala que ve “tres frentes políticos opositores beligerantes: 1. El PRD y las centrales sindicales. 2. El FRENADESO con el SUNTRACS y 3. Las diversas agrupaciones sociales que confluyen en el Partido Alternativa Popular en formación”.
El presidente Martinelli hizo su campaña electoral pregonando el “cambio”. Los panameños ya están a la expectativa. Su fracaso le dará paso expedito a una nueva generación para asumir los desafíos. Más aún, surgirá una generación de panameños de una clase diferente de hombres y mujeres llamada a enrumbar el país en otra dirección que beneficie a todos. La extrema derecha está condenada a pasar a la historia como un desliz producto de las malas políticas neoliberales aplicadas en los últimos 20 años.
Panamá, 9 de julio de 2009.

viernes, 3 de julio de 2009

El golpismo y la democracia

El mundo entero y, especialmente, los pueblos y gobiernos de América latina repudiaron el golpe de Estado que separó al presidente Manuel Zelaya de su cargo en Honduras. Fue un clásico golpe militar auspiciado por la derecha política, aplicando las enseñanzas de los manuales aprendidos en la Escuela de las Américas y de la CIA.
En Honduras los militares tomaron sus posiciones y ungieron a un presidente usurpador. Mientras tanto, en Panamá, Ricardo Martinelli, político de derecha asumió ayer la primera magistratura de la República después de haber ganado elecciones convocadas en el marco de la Constitución Política. Mientras que el presidente Zelaya era secuestrado y expulsado de su país por los militares, en Argentina la derecha política ganaba elecciones parciales que le dio mayoría en el Congreso de ese país del Cono Sur.
En el caso de Panamá, el nuevo presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, reemplazó a un mandatario cuyo partido fue fundado por el general Omar Torrijos y es miembro de la Internacional Socialista. Al mismo tiempo, sin embargo, aplicaba las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI). En Argentina, la presidenta Cristina Kirchner es dirigente del partido Justicialista, fundado por Juan D. Perón, pero no pudo evitar que la derecha la derrotara en la urnas.
La derecha hondureña podía esperar hasta diciembre de este año para llevar sus aspiraciones de poder al pueblo que estaba convocado para ir a las urnas en el marco de elecciones generales. Se sabían derrotados de antemano y planearon su golpe de Estado. La derecha hondureña tenía buenos motivos para estar asustada. El presidente Zelaya estaba modernizando a un país que se había quedado muy atrás.
Con cada día que pasaba se afianzaba más la democracia en Honduras. Los terratenientes, rentistas y exportadores tendrían que sentarse en el Congreso con representantes del pueblo. Zelaya todavía tiene espacio para regresar a Honduras. Evo Morales (2008), Hugo Chávez (2002) y Omar Torrijos (1969) dieron sus contragolpes.
Ante los hechos acaecidos el domingo, la OEA, la ONU, los países centroamericanos y EEUU declararon que sólo reconocían al presidente Zelaya. Como en el caso de Bolivia, los presidentes del grupo ALBA pero también otros mucho más moderados (Lula, Tabaré Vázquez, Cristina Fernández de Kirchner, Michelle Bachelet, Oscar Arias), temen una vuelta a la década de 1970. En todos los países la derecha quiere defender sus enormes márgenes de ganancia amenazados por la crisis y por las reivindicaciones de los trabajadores.
A pesar de las declaraciones de Obama, EEUU aún no ejerce presión sobre los golpistas. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que su país no estaba listo para calificar formalmente de golpe militar al derrocamiento. Semejante declaración obligaría a suspender la transferencia de millones de dólares a Honduras. Clinton también se rehusó a comprometerse explícitamente a trabajar por el retorno del presidente Zelaya, diciendo únicamente que quería la restauración del “orden plenamente, democrático y constitucional”.
Los golpistas siguen recibiendo apoyo financiero de EEUU por medio del Fondo Nacional para la Democracia, del Instituto Republicano Internacional y del Instituto Democrático Nacional para las Relaciones Internacionales. Además, los dos generales que encabezaron la asonada militar fueron entrenados en tácticas de desestabilización en Fort Benning (la Escuela de las Américas). El general Romeo Vásquez, quien encabezó el golpe hondureño, asistió en dos oportunidades a la Escuela de las Américas, en 1976 y 1984. El general de la Fuerza Aérea, Luis Javier Prince Suazo, quien también participó en el golpe, recibió entrenamiento en la Escuela de las Américas en 1996.
Panamá, 2 de julio de 2009.