El Partido Revolucionario Democrático (PRD) fue fundado en 1978 bajo el liderazgo del general Omar Torrijos, quien logró reunir bajo la dirección de la Guardia Nacional sectores representativos del espectro polìtico panameño. Desde empresarios àvidos por mantener su mercado exterior, financistas con grandes aspiraciones, un sector del comercio al por mayor y menor, industriales, profesionales, capas medias, sectores obreros organizados, importantes grupos campesinos - todo ellos provenientes de una gama variada de partidos polìticos: liberales, coalicionistas, socialistas, comunistas y otros.
Torrijos con el PRD reemplazó al viejo Partido Liberal con más de un siglo de hegemonía en el istmo. Por otro lado, los conservadores agrupados en el Panameñismo y la izquierda revolucionaria se mantuvieron al margen de la convocatoria de Torrijos. El proyecto torrijista se desgarró con la influencia de EEUU sobre Noriega y la capitulación del capital financiero que abanicó la invasiòn norteamericana a fines de la dècada de 1980.
La desaparición de las FDP hizo pensar que se hundiría tambièn el PRD. No fue el caso. En 1994 el PRD sorprendió a todos ganando las elecciones. Despuès en 2004 volviò a ganar como consecuencia de cinco años de desgobierno de la panameñista Mireya Moscoso. En la actualidad, el PRD está saliendo de una derrota electoral. Sin embargo, es una fuerza que ocupa gran parte del centro polìtico. Ha sido desplazada de la Presidencia por una alianza accidental en la cual el panameñismo ocupa un lugar secundario. Sólo otra fuerza polìtica que ocupe el centro polìtico puede desplazar al PRD. Este no será el panameñismo (conservador) ni tampoco el partido del presidente Ricardo Martinelli (accidental).
¿Podría ser una fuerza que salga de la izquierda? Es decir, una izquierda que conquiste el centro polìtico y dirija el paìs hacia un derrotero màs seguro. Hay que ver como se desenvuelven los acontecimientos en el quinquenio presidencial que recién se inaugura.
El liderazgo en todo proceso polìtico es importante. Hay tres tipos: el tradicional, el racional y el carismático. El tipo tradicional se traduce en el clientelismo, en el patrón de la hacienda. Hay todavía mucho de eso en Panamà. El carismático es el liderazgo que la gente asocia con una figura que logra formar un lazo entre el dirigente y el dirigido. El “líder” sintetiza los valores y aspiraciones del individuo. El tipo racional es el que le permite a los grupos sociales hacer sus cálculos y tomar decisiones de acuerdo con ello.
En el caso del PRD, han combinado los tres tipos de liderazgo. Pérez Balladares refleja el tipo de liderazgo racional, con ofertas dirigidas a los sectores empresariales. En cambio, Torrijos representó el liderazgo carismàtico (hijo del "general"). Ninguno de los dos es imprescindible y pueden ser reemplazados por figuras nuevas. Toda crisis (cambio), sin embargo, se caracteriza porque los programas se han gastado sin ser aún desplazados por los nuevos que no emergen. Figuras del PRD, como el “Toro” y Martín, pueden desaparecer del escenario y ser reemplazados por otros. También puede ocurrir que hay un cambio de escenario y desaparece el PRD. En su lugar puede surgir un movimiento hegemònico nuevo, con nuevos estilos de liderazgo y un programa renovador. Esto último es lo que parece que el pueblo panameño anhela.
Panamá, 27 de agosto de 2009.
viernes, 28 de agosto de 2009
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Considero que el problema es mayúsculo por lo que concierne a las expectativas que aquí se mencionan del PRD. El problema no es de sus líderes, donde ni el "Toro" ni el Sr. "Martín" jugarán ningún expectante rol en el futuro de este partido. Tal pareciera que las posibilidades de la escisión de dicho colectivo podría ser un elemento de tomarse en cuenta. Ello, según avance (??) el resuelto propósito del actual presidente por continuar más profundamente con la persecución de los delitos y fraudes cometidos por las principales huestes de este colectivo anteriormente. De ser así, la escisión podría producirse. ¿Pero estará en verdad interesada la actual dirigencia del gobierno dispuesta a afrontar la firme decisión de llevar a cabo esta persecución que mucho lo amerita? No lo creo ni por un solo momento.
ResponderEliminarEn contrapartida, aquello que sí parece anticiparse es que el fiasco al cual se ve recaer sobre el ejecutivo acabará por provocar el desencanto del pueblo istmeño bajo el desiderátum de las promesas de campaña incumplidas ab aeternam. Y tras lo mismo, un posible resurgimiento de movimientos políticos más inclinados hacia la izquierda.