jueves, 31 de diciembre de 2009

2009: Las promesas de cambio no llegaron

Promesas rotas y esperanzas frustradas. Mirando hacia atrás y viendo el año (2009) que transcurrió, se puede concluir que es mejor considerarlo como un año perdido. Lo podemos considerar perdido, pero no lo podemos borrar. Hay que aprender de los errores y de los horrores que ocurrieron para ver como se corrigen en 2010 y en el futuro más lejano.
Las promesas del guerrero Obama
En el plano internacional el año se inauguró con grandes esperanzas. El mundo entero esperaba la llegada a la Casa Blanca del presidente Barack Obama quien había hecho una campaña electoral basada en el cambio. Nosotros mismos dijimos a fines de 2008 que existía un consenso internacional en torno a tres promesas que hiciera el nuevo inquilino de Washington: Poner fin a las guerras de Bush, resolver la crisis económica creada por Bush y abrir una era de relaciones con América latina totalmente nueva y original. El mundo ha quedado más que sorprendido – anonadado - al descubrir que no cumplió con ninguna de las tres promesas y, más encima, borró todas las esperanzas de Copenhague.
El presidente Obama decidió aumentar el número de soldados norteamericanos en Afganistán a un total de 100 mil para darle seguimiento a la guerra que iniciara Bush a principios de la década. La medida creó más caos e incertidumbre a escala internacional. En el frente económico no logró estabilizar a la fracción financiera del gran capital de su país que aún sigue fuera de control. Con relación a la crisis ambiental dejó a un lado todas sus promesas electorales y decidió engavetar el Protocolo de Kyoto y continuar la política depredadora de su predecesor.
Los golpes en América latina
En América latina, 2009 fue un año de contrastes. Sin duda, el retroceso más significativo fue el golpe de Estado militar que se produjo en Honduras con la complicidad de EEUU y cuatro de sus aliados de la región (incluyendo a Panamá). El golpe militar puso fin al supuesto pacto democrático hemisférico promovido por todos los gobiernos, incluso Washington. Nuevamente, la OEA se mostró incapaz de enfrentar a EEUU en la defensa de la democracia en la región. El golpe contrastó con el frustrado intento de poner fin al gobierno democrático de Bolivia en 2008. La región se encuentra ahora a la defensiva esperando el próximo golpe militar. Por ello América latina ve con alarma el establecimiento de siete bases militares norteamericanas en Colombia, nuevas “estaciones aeronavales” en Panamá y el colapso del orden en México.
El Departamento de Estado norteamericano amenazó a los países de la región que tienen relaciones comerciales con Irán. Al mismo tiempo, señaló que no ve con buenos ojos la compra de armas a países fuera de su área de influencia. El gobierno brasileño trató de regañar a Obama cuando la Casa Blanca le dio paso expedito a la elección fraudulenta que organizaron los golpistas hondureños. Pero Lula no protestó cuando Washington le envió como embajador al ex secretario adjunto de Estado y artífice del golpe en el país centroamericano.
El impacto económico
El impacto de la crisis del capitalismo mundial sobre América latina en 2009 fue mediatizada en casi toda la región por la diversidad de las economías. Con excepción de México y Colombia, las inversiones capitalistas siguieron creciendo – a un ritmo menos acelerado – evitando que el colapso causara estragos mayores en los sectores sociales más vulnerables. Sin embargo, la situación sigue siendo frágil en la medida en que muchos de los países dependen de la exportación de materias primas (hidrocarburos, minerales y granos) a la República Popular China.
A su vez, Brasil se proyectó como potencia “emergente” con interés en invertir sus excedentes en el mundo. Brasil está invirtiendo sumas enormes en la región latinoamericana y en Africa. Sólo en Panamá un sindicato de bancos paulista le abrió al gobierno del presidente Martinelli una línea de crédito de mil millones de dólares. Brasilia también consolidó el grupo BRIC, con Rusia, India y China. Lula se abrió paso en el Grupo de los 20 países (G20) más poderosos del globo con la promesa de colaborar en la búsqueda de soluciones al caos generado por la crisis capitalista mundial. En este peligroso juego de ping-pong político-financiero, Brasil todavía no sabe si es parte de la mesa, la red o es la pelota.
¿Nueva derecha en Panamá?
En Panamá, 2009 fue el año del triunfo electoral del presidente Ricardo Martinelli, candidato de un partido de derecha sin tradición ni programa de trabajo. Desde un principio se sabía que su lema del “cambio” no era más que un slogan electoral. Pero también tenía sorpresas para los panameños. Continuó desarrollando políticas neoliberales y tácticas clientelistas. Elaboró una reforma fiscal para seguir disminuyéndole los impuestos a los más ricos y observó como la crisis internacional incrementó la tasa de desempleo por primera vez en cinco años.
A los sectores laborales, campesinos e indígenas el gobierno les mandó señales claras que sus protestas serán recibidas con mano dura. A su vez, continuó las políticas privatizadoras en los sectores de educación, salud y seguridad social. No hay políticas para evitar que el crimen organizado y la violencia se consoliden, convirtiendo la ruta de tránsito de Panamá en una vía rápida para el tráfico de ilícitos y una plaza favorita para el lavado de dinero.
Estas actividades se realizan bajo la mirada cuidadosa de EEUU que, incluso, logró que Panamá aceptara el establecimiento de 11 bases “aeronavales” sobre las costas del Pacífico y del Caribe panameños. Estas instalaciones militares que pueden ser ocupadas por EEUU en cualquier momento complementan las bases norteamericanas que comenzaron a operar en Colombia en 2009. La escalada militar que se produjo en el área sólo puede entenderse en el marco de una estrategia regional de EEUU que desestabilizó la propuesta esperanzadora de unidad latinoamericana en 2009.
Panamá, 31 de diciembre de 2009.

1 comentario:

  1. Marco. A. Gandasegui
    Este comentario no se refiere exactamente a vuestro artigo arriba. Y sí, a un otro sobre el momento actual de Panamá, divulgado por ALAI o Pasalavoz. Soy brasileña, periodista jubilada, activista social, y hace unos días tuve la oportunidad de conocer una señora panameña, que ha negado la cuestión de las bases militares, y ha declarado que los guerrilleros de las Farc se vienen a Panamá para robar la comida de los pobres, incluso los peces de sus reds.
    La cosa me pareció tan fantástica y hasta pueril, que me pregunto si esta señora, en su visita a mi pais, no intentaba hacer contactos o descubrir otros que puedan ser interesantes para terceras personas.
    Ya tuve la ocasión de pasar por experiencia semejante durante el 6. FSM, en Caracas,donde uno no sabía se había demasiados participantes o demasiados policías de Uribe al punto. En general esas personas son mal preparadas - somos tercer mundo, no merecemos buenos espías - pero encontraría interesante saber si hay novedades en el asunto. En Brasil, haberá elecciones importantes este año, y un poquito de inquietación y muchas mentiras y calumnias ya están en circulación contra personas y instituciones democráticas, como la participación popular en asuntos públicos, los concejos populares (yo misma participo de un forum comunitario),etc.
    Tania Faillace - taniajfaillace@gmail.com

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