jueves, 15 de enero de 2009

Panamá 2009: El rancho arde

Después de varios meses de silencio frente a la crisis financiera internacional, el gobierno del presidente Martín Torrijos abrió una pequeña ventana para que el país se informara sobre sus planes. Un diario de la localidad informó que “desde mediados de noviembre, el Gobierno planteó la posibilidad de crear un programa de apoyo a los bancos, como una contingencia en caso de que necesitaran fondos”. El vicepresidente, Samuel Lewis Navarro, quien encabeza el equipo político quiere crear un “fondo para apoyar el crédito bancario, no por falta de liquidez, sino porque los bancos corresponsales han restringido sus líneas de créditos o han impuesto limitaciones”.
En sectores bancarios se está especulando que el gobierno podría destinar mil millones de dólares del Fondo Fiduciario para el Desarrollo (FFD) para crear el “fondo de apoyo a la banca”. El gobierno ha restringido al máximo la información sobre el FFD. Apenas en diciembre de 2008 dio a conocer el estado financiero del Fondo correspondiente al primer trimestre, con nueve meses de atraso. En vez de enfocar el problema de manera integral, el gobierno sólo se preocupa del sector bancario y como salvarlo de la crisis que se aproxima.
Cuando ves la barba de tu vecino arder... Hasta la fecha el gobierno panameño no reacciona ante las llamas que arden por todos los costados. Los burócratas incrustados en el poder insisten en que Panamá pasará la crisis sin sentir los efectos de la recesión mundial. No ha hecho un estudio sobre el impacto que la crisis tendrá sobre el agro, sobre el comercio, sobre la construcción, sobre la ZLC, la banca y se ha cerrado totalmente a revisar su falta de política en torno al futuro del Canal de Panamá. INDESA, una empresa privada contratada por el gobierno para funcionar como su Ministerio de Economía, ya pronosticó una disminución del 40 por ciento del crecimiento económico de Panamá en 2009 (del 9,5 al 5,5%). La CEPAL pronostica un crecimiento del 4,5% (una pérdida superior al 50%).China se ha convertido en el socio comercial más grande de Panamá, después de EEUU. Ambos países están reduciendo su producción, dejando sin empleo a centenares de miles de trabajadores por mes y sus exportaciones disminuyen rapidamente. Panamá sentirá el golpe de la recesión de manera muy especial por encontrarse muy arriba en la cadena productiva mundial, gracias a su posición geográfica, la operación del Canal y ser intermediaria comercial (Zona Libre de Colón y los servicios bancarios).
Existe la idea equivocada (¿o perversa?) en la Presidencia de la República, que los intereses de sus amigos financistas mejor colocados saldrán bien parados de la crisis. Les importa poco la suerte de los demás panameños que sufrirán el embate de la depresión económica. La masa de trabajadores, de la cual más de la mitad se encuentran en el sector informal, se verán abrumados por la pérdida de los pocos puestos estables que ofrece la economía panameña. Los que logran salvar su empleo verán disminuir sus niveles de vida de manera violenta e, incluso, ya no serán sujetos de crédito.
¿Qué hay que hacer? En más de una ocasión Juan Jované, candidato independiente a la Presidencia de la República, ha planteado la necesidad de comenzar inmediatamente a ejecutar un plan de emergencia que contemple impulsar la producción en los sectores estratégicos del agro y de la manufactura. Además, hay que invertir en obras públicas, especialmente en la construcción de planteles de educación e instalaciones de salud. Este plan de emergencia tiene que estar amarrado a un Plan de Desarrollo Nacional que contemple estrategias a largo plazo (30 años) y mediano plazo (15-20 años) que le permita al país y su gente "navegar" con éxito en las aguas turbulentas de un capitalismo mundial que sufre una crisis profunda.
Hay que sacar de las oficinas públicas a los tecnócratas ineptos que han empobrecido al país con sus improvisaciones reclamando más intervención estatal para sus iniciativas monopolistas que bautizan con nombres ridículos como “mercado libre” y “globalización”. Ellos mismos han prendido las llamas que arden y ahora se niegan a apagarlas.
Toda crisis también representa una oportunidad. Hay que aprovechar la situación actual para cambiar de rumbo en forma rápida y eficaz. En vez de seguir navegando sobre aguas que nos llevarán a una caída mortal, comencemos a remontar la corriente en busca de puertos más seguros donde todos los panameños tendrán oportunidad de desplegar sus potenciales.
Panamá, 15 de enero de 2009.

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