jueves, 23 de abril de 2009

Las cumbres y la crisis

Las recientes cumbres celebradas por el G20 en Londres, de la OEA en Puerto España y del ALBA en Caracas tuvieron un objetivo en común. Pretendían enfocar la crisis mundial y desarrollar políticas que mitigaran sus efectos. Los líderes del G20, cuyos países concentran el 85 por ciento de la producción mundial, se dividieron en cuanto a la acción que deben tomar para domar la recesión mundial. En Puerto España, Trinidad y Tobago, los presidentes del hemisferio occidental estuvieron en desacuerdo en casi todos los puntos colocados sobre la mesa. No llegaron a tocar la crisis mundial. Los seis países que llegaron a la reunión del ALBA tenían una agenda más sencilla y aprobaron resoluciones muy importantes para sus respectivos países.
El presidente Martín Torrijos no fue a Londres y tampoco viajó a la reunión de ALBA en Caracas. Sin embargo, si estuvo en la V Cumbre de la OEA donde saludó a Barak Obama, nuevo presidente de EEUU. También aprovechó para despedirse de sus colegas ya que dejará su cargo el 1º de julio de 2009. Además, informó al cónclave que se iniciaron los trabajos de ampliación del Canal de Panamá.
La reunión de la OEA estuvo dominada por la figura de Obama y por la ausencia de Cuba. En EEUU, la prensa que no estaba muy segura en qué parte del mundo estaba su presidente, concentró su atención en el choque de manos entre el líder norteamericano y el presidente Hugo Chávez, de Venezuela. Desde que fue creada la OEA, su agenda siempre era impuesta por Washington. Obama, sin embargo, tuvo dificultades de poner orden en la casa que en ocho años (2001-2009) desmontó el expresidente George W. Bush.
El desorden en Puerto España – reflejado en los despachos de los medios de comunicación norteamericanos - no le permitió a los observadores en la región percatarse de los cambios importantes que se están produciendo en la región. Por un lado, la política del “garrote” acostumbrado por EEUU no está dando los resultados esperados. Los carteles de la droga montados en Colombia y México no están contribuyendo a estabilizar a los gobiernos de derecha. El monopolio comercial se esta fracturando frente a la disminución de importaciones norteamericanas de productos de la región. En su lugar ha aparecido la República Popular China como nuevo comprador de materias primas.
Por otro lado, se están formando bloques comerciales en la región que buscan fórmulas que le permita a los países mantener un mínimo de autonomía frente al mundo exterior. ALBA se ha movido en varias direcciones garantizando independencia energética y servicios sociales básicos a un número creciente de países. El Mercosur quiere convertirse en un bloque comercial con capacidad de negociar en el plano global. La mayoría de los países latinoamericanos apuntan su política exterior en varias direcciones manteniendo un equilibrio cuidadoso en función de sus intereses.
En el caso de Cuba, mantiene buenas relaciones con el Mercosur y mejores aún con ALBA. Además, es probable que logre dar pasos políticos importantes para disminuir la tensión casi cincuentenaria con EEUU. La viabilidad de Bolivia fue reconocida por sus vecinos e, incluso, Obama aseguró que su país no abanicará opciones golpistas como lo hacía su predecesor. Nuestro vecino, Costa Rica, acaba de establecer relaciones con Pekín con el cual desarrollará relaciones comerciales estratégicas.
Obama mencionó la existencia de “estados fallidos” como un peligro para la región. A diferencia de Bush, sin embargo, parece que se refería a los aliados más cercanos de Wahington: México, Colombia y, por supuesto, Haití. Antes de la cumbre de la OEA Obama viajó a México con Janet Napolitano (secretaria de Seguridad Interna del Estado) y llevó a su nuevo embajador Carlos Pascual (especialista en “estados fallidos”). También habló del despliegue de tropas a la frontera con México. Además, apunto a las dificultades para aprobar un “tratado comercial” con Colombia, país que no respeta los derechos humanos.
En Trinidad y Tobago, Obama hizo todos los gestos protocolares para extenderle la mano a los países que han sido más críticos de EEUU en los últimos años. Es una señal de otra manera de hacer política en función de la llamada “seguridad nacional” de EEUU. Daniel Ortega, presidente de Nicaragua le recordó a Obama a quien le corresponde introducir los cambios. Según el mandatario sandinista, “Nicaragua no tiene que cambiar, los que tienen que cambiar son ustedes Presidente, porque Nicaragua nunca ha invadido a EEUU, Nicaragua nunca ha minado los puertos de EEUU, Nicaragua no ha lanzado un sola piedra en contra de la nación norteamericana, Nicaragua no ha impuesto gobiernos en EEUU”.
La economía mas poderosa del mundo se encuentra deslizándose en forma peligrosa hacia el abismo. Tiene que establecer nuevas relaciones estratégicas. Mientras que Bush ignoró a la región, Obama está decidido a hacer algo. La mala noticia es que ni él sabe a ciencia cierta que es lo que va a hacer. El desorden dejado por Bush es de tal magnitud en la Casa Blanca que todavía no han definido una estrategia.
La clase política panameña sigue colgada de la cola de Washington, sin saber cuales son las intenciones de los nuevos gobernantes demócratas que enfrentan duras decisiones en múltiples escenarios: económicas, militares y domésticas. En el caso de Panamá, a menos de dos semanas de las elecciones del 3 de mayo, ninguno de los candidatos a la Presidencia tiene un plan de desarrollo ni una política exterior coherente. La Embajada de EEUU sigue diseñando las políticas públicas del país y se ha convertido en la única fuerza capaz de darle a la clase política dominante líneas de acción.
En la V Cumbre no se discutió la crisis capitalista mundial y, en función de esa misma lógica, en Panamá la palabra crisis no se menciona. La economía panameña dependiente de la exportación de servicios sentirá a fines del presente año el golpe de la recesión. No se están haciendo los preparativos para enfrentar el reto. Torrijos regresó de la reunión de la OEA satisfecho, observando la trayectoria del tsunami económico que golpeará el istmo con dureza antes de fin de año.
Panamá, 23 de abril de 2008.

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