Con motivo de la celebración de la II Feria del Libro en la Biblioteca “Simón Bolívar”, de la Universidad de Panamá, se me invitó a que hablara sobre la Sala de Estudios Latinoamericanos que funciona en esa institución. Comparto con los lectores un extracto de las palabras preparadas para esa importante ocasión.
Cuando hablamos de educar, capacitar o cultivar hay quienes lo confunden con actividades improductivas. Confunden la necesidad de producir nuevos conocimientos con la contemplación. La producción de nuevos conocimientos constituye el fundamento de todo progreso. Esta producción se realiza en un medio de la mayor competitividad. Los países que no producen nuevo conocimiento simplemente se quedan atrás. Todos los estadistas y políticos de relieve son concientes del papel de los centros de estudios superiores. Las universidades en el mundo fueron creadas para responder a retos específicos, propios de sus tiempos.
La Universidad de Panamá no es una excepción. Su creación en 1935 respondió a la urgencia que sentía la nación panameña de preparar a profesionales capaces de manejar un creciente y complejo aparato estatal. La Universidad, bajo la conducción de Octavio Méndez Pereira, cumplió con creces con el llamado del país. Posteriormente, con la política de industrialización, en las décadas de 1950 y 1960, la Universidad nuevamente fue llamada a formar especialistas en todas las áreas productivas. La Universidad de Panamá respondió con éxito y responsabilidad entregándole al país los profesionales que demandaba para cumplir con su proyecto.
En la actualidad, la nación panameña enfrenta nuevamente enormes retos. El país cuenta con una población formada para producir, con ricos recursos naturales y un enorme capital acumulado a la espera de ser explotado.
La suma de estos recursos nos convierte en un país privilegiado, le ofrece a esta y a las próximas generaciones la oportunidad para consolidar la nación, convertirla realmente en un líder regional en aspectos tan importantes como el bienestar social, la cultura política y la producción.
La Universidad espera el llamado que le haga el país para actuar, para trabajar, para producir nuevos conocimientos y nuevos profesionales. La Universidad tiene que enfrentar el reto que presenta para el futuro de la nación la explotación inteligente de nuestro recursos naturales. Hay que reorientar la política estatal actual que permite la destrucción de los recursos del país – tanto humanos como naturales - a cambio del lucro desmedido de unos pocos especuladores.
La Universidad de Panamá está en condiciones de contribuir en cada escalón del camino hacia nuestra superación como país. Hay que descartar las improvisaciones y los ataques superficiales contra la casa de Méndez Pereira. Desde hace más de 70 años los mismos sectores retardatarios del país han acusado a este centro de estudios superiores de invertir demasiada plata en nuestra juventud.
Más importante que rechazar acusaciones necias, la Universidad de Panamá tiene que responder a las exigencias de la nación. Hay que continuar formando profesionales, hay que seguir produciendo nuevos conocimientos y, sobre todo, hay que continuar siendo “la conciencia crítica de la nación”. Para alcanzar estas metas la Universidad tiene que transformarse diariamente. Las aulas de clase tienen que ser hervideros de cambio, de nuevas propuestas que nos permita enfrentar los retos de esta hora histórica.
Panamá, 1º de octubre de 2009.
viernes, 2 de octubre de 2009
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