Regresamos al "desarrollismo", con una fuerte intervención pública en las políticas económicas y sociales, o estamos a las puertas de una nueva era.
La campaña política panameña que culminará el 3 de mayo en las elecciones generales para Presidente de la República, no aborda los problemas que enfrenta el país. La informalidad del empleo y la disminución del crecimiento económico que influyen sobre la pobreza, la violencia y el empleo precario, no se encuentran en la agenda de los candidatos a la Presidencia.
Recientemente el jefe del equipo de economistas del HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo – controlado desde Londres, Hong Kong y Pekín - opinaba sobre la crisis económica mundial. Stephen King se refería a tres problemas que enfrenta actualmente el capitalismo global como sistema. Si no logra encontrar la solución a corto plazo es probable que tengamos mucho antes de lo esperado una transformación radical de nuestra forma de vida a escala mundial.
El primer problema se refiere a la incapacidad del mercado para determinar cómo y cuándo distribuir el capital. Según King, los gestores políticos están convencidos que si no se regula el mercado todo el sistema colapsará. En la mayoría de los países, para evitar el círculo vicioso de no encontrar compradores porque no hay producción y de no producir porque no hay compradores, los gobiernos están pasando por alto el sistema financiero.
Los bancos centrales están interviniendo comprando directamente y estableciendo la agenda. Según King, serán las instituciones gubernamentales y no el mercado que decidirán que compañías o personas son sujetos de crédito. Mientras más disminuye la demanda será el gobierno que defina las líneas de inversión. ¿Qué tiene de malo este cambio? Nada en particular. Sin embargo, destruye la religión “neoliberal” y sus profetas que consideraban que el mundo había llegado al “fin de la historia”.
El segundo problema se refiere a las tendencias contrarias a la ideología del libre comercio que aparecen en todos los países desarrollados. EEUU ya pasó una ley que reencarna la Tarifa Dingley de principios del siglo XX que apunta hacia la compra sólo de productos norteamericanos: “Buy American Act”. Igualmente, en Francia el apoyo gubernamental a la industria automovilística está condicionado a mantener todos los empleos dentro del país.
El tercer problema al cual apunta King se refiere a otro mito sacrosanto del capitalismo: No se podrá seguir promoviendo la creencia que el capitalismo es un sistema basado en la competencia y en la toma de “riesgos”. Los gobiernos tendrán que “asegurar” las pensiones y los préstamos a todos los niveles. Los gobernantes podrán “manipular” las tasas de cambio para obtener ventajas relativas
King concluye que el mundo no tendrá forma de regresar a las formas conocidas en la era del neoliberalismo. La nueva era de la regulación no contribuirá a la ideología del “espíritu empresario” ni al riesgo. Sólo la mano visible del gobierno podrá evitar un colapso económico del capitalismo mundial.
El HSBC institución bancaria donde trabaja King es el banco privado más grande actualmente en Panamá. Hace varios años compró los activos de la próspera sucursal local del Chase Manhattan Bank y, posteriormente, adquirió el Banco del Istmo (la entidad bancaria privada más grande de Panamá).
El silencio de los candidatos a la Presidencia en Panamá en torno a los problemas que aqueja el sistema capitalista moderno – al cual está firmemente adherido el país desde hace más de siglo y medio – es una muestra de la falta de preparación y planificación de nuestra clase gobernante.
Panamá, 12 de marzo de 2009
La campaña política panameña que culminará el 3 de mayo en las elecciones generales para Presidente de la República, no aborda los problemas que enfrenta el país. La informalidad del empleo y la disminución del crecimiento económico que influyen sobre la pobreza, la violencia y el empleo precario, no se encuentran en la agenda de los candidatos a la Presidencia.
Recientemente el jefe del equipo de economistas del HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo – controlado desde Londres, Hong Kong y Pekín - opinaba sobre la crisis económica mundial. Stephen King se refería a tres problemas que enfrenta actualmente el capitalismo global como sistema. Si no logra encontrar la solución a corto plazo es probable que tengamos mucho antes de lo esperado una transformación radical de nuestra forma de vida a escala mundial.
El primer problema se refiere a la incapacidad del mercado para determinar cómo y cuándo distribuir el capital. Según King, los gestores políticos están convencidos que si no se regula el mercado todo el sistema colapsará. En la mayoría de los países, para evitar el círculo vicioso de no encontrar compradores porque no hay producción y de no producir porque no hay compradores, los gobiernos están pasando por alto el sistema financiero.
Los bancos centrales están interviniendo comprando directamente y estableciendo la agenda. Según King, serán las instituciones gubernamentales y no el mercado que decidirán que compañías o personas son sujetos de crédito. Mientras más disminuye la demanda será el gobierno que defina las líneas de inversión. ¿Qué tiene de malo este cambio? Nada en particular. Sin embargo, destruye la religión “neoliberal” y sus profetas que consideraban que el mundo había llegado al “fin de la historia”.
El segundo problema se refiere a las tendencias contrarias a la ideología del libre comercio que aparecen en todos los países desarrollados. EEUU ya pasó una ley que reencarna la Tarifa Dingley de principios del siglo XX que apunta hacia la compra sólo de productos norteamericanos: “Buy American Act”. Igualmente, en Francia el apoyo gubernamental a la industria automovilística está condicionado a mantener todos los empleos dentro del país.
El tercer problema al cual apunta King se refiere a otro mito sacrosanto del capitalismo: No se podrá seguir promoviendo la creencia que el capitalismo es un sistema basado en la competencia y en la toma de “riesgos”. Los gobiernos tendrán que “asegurar” las pensiones y los préstamos a todos los niveles. Los gobernantes podrán “manipular” las tasas de cambio para obtener ventajas relativas
King concluye que el mundo no tendrá forma de regresar a las formas conocidas en la era del neoliberalismo. La nueva era de la regulación no contribuirá a la ideología del “espíritu empresario” ni al riesgo. Sólo la mano visible del gobierno podrá evitar un colapso económico del capitalismo mundial.
El HSBC institución bancaria donde trabaja King es el banco privado más grande actualmente en Panamá. Hace varios años compró los activos de la próspera sucursal local del Chase Manhattan Bank y, posteriormente, adquirió el Banco del Istmo (la entidad bancaria privada más grande de Panamá).
El silencio de los candidatos a la Presidencia en Panamá en torno a los problemas que aqueja el sistema capitalista moderno – al cual está firmemente adherido el país desde hace más de siglo y medio – es una muestra de la falta de preparación y planificación de nuestra clase gobernante.
Panamá, 12 de marzo de 2009
viernes, 13 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario