Hay tres candidatos compitiendo por la Presidencia de la República. Uno será escogido por el voto popular en la urnas el 3 de mayo de 2009. Al mismo tiempo, 71 diputados serán elegidos e, igualmente, se escogerán alcaldes y representantes de corregimiento.
Los candidatos a la Presidencia no han elaborado un plan de gobierno. La campaña electoral se ha reducido a un concurso de imagen. El “loco” Ricardo Martinelli , de la alianza opositora, tiene una ventaja significativa en las encuestas – casi el 50 por ciento de las preferencias – contra un poco más de 30 por ciento de la “chola” Balbina Herrera, del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD). Guillermo Endara fluctua cerca del 5 por ciento. La candidatura independiente y popular de Juan Jované, quien presentó un plan de gobierno, fue bloqueada por el Tribunal Electoral.
Sobre la economía nacional, tanto Martinelli como Herrera han guardado total silencio. Para enfrentar la crisis internacional que impacta a Panamá no tienen planes. De la mano de los especuladores nacionales y extranjeros, que controlan la economía panameña, anuncian confiados que se dirigen hacia el precipicio.
Economía
Lo que más se destaca del “plan” económico de Martinelli es su propuesta de reducir los impuestos a los más ricos. Es decir, a las ganancias de los especuladores y capitalistas así como a quienes tienen salarios que superan los 50 mil dólares anuales. En su propuesta señala que introduciría un “flat tax” que equipararía a los contribuyentes más ricos con los más pobres.
Según el analista, Iñaki Iriberri, la propuesta de Martinelli “reconoce que el crecimiento económico no llega a la mayoría de los panameños pero mantienen notorio silencio en cuanto a una ley general de salarios, saliéndose por la tangente ofreciendo becas, programas de primer empleo y de aprendiz”.
El planteamiento de la Alianza de Oposición de Martinelli “guarda cómplice silencio en relación a la explotación minera a cielo abierto, construcción indiscriminada de hidroeléctricas, la venta de playas e islas con la titulación de derechos posesorios, como de un ordenamiento urbano coherente e integral”, dice Iriberri.
Promete “luchar contra la pobreza mediante las ya sopeteadas granjas sostenibles y promesas de financiamiento y mercadeo de excedentes. La respuesta debe partir de un plan de reforma agraria con una política productiva, de acopio y distribución. Las acciones caritativas que proponen deja en manos de las empresas agro exportadoras como de los conglomerados nacionales el usufructo de la actividad agropecuaria y forestal.
No pueden ocultar el carácter clasista de la propuesta que otorgaría un crédito fiscal de 600 dólares por hijo que estudie en escuela privada. ¿Qué sucede con la gran mayoría de las familias panameñas que tienen hijos en las escuelas públicas (110 mil estudiantes) pero cuyo ingreso es inferior a 10 mil dólares anual por lo que no tendrían crédito fiscal? ¿Qué sucede con la inmensa mayoría que tienen a sus hijos en las escuelas públicas que adolecen de salarios o que tienen ingresos paupérrimos? ¿Si las becas son la respuesta, las han cuantificado para quiénes?
La propuesta de Balbina señala que “mantendrá las políticas que han permitido nuestro crecimiento sostenido”. Parece que no se ha dado cuenta que esas políticas se agotaron y que han generado una crisis económica a escala mundial. No se da cuenta que el próximo gobierno tendrá que enfrentar los efectos de la crisis sobre la economía nacional.
Agrega que “cumplirá con el mandato legal en materia de responsabilidad fiscal”. Es decir, seguir con la política de transferir las riquezas de los panameños a los especuladores nacionales y extranjeros. Su política económica promete “profundizar y mantener la política de subsidios en la energía eléctrica, el tanque de gas de 25 libras y la tasa de interés para créditos hipotecarios para viviendas en las franjas de menor costo”.
Políticas sociales
Con relación a las políticas sociales, los candidatos no entienden la relación entre las inversiones en educación y salud y el crecimiento económico capitalista. Según Iñaki Iriberri, el “plan de gobierno” de Martinelli plantea como“responsabilidad del Estado garantizar salud (que) implica tener un sistema integral de salud pública. (Martinelli) presenta un listado de propuestas que no esconde su real intención de privatizar el sector”.
A su vez, el “plan” coloca a la educación a la merced de la inversión empresarial local y extranjera, que dejaría en un vaivén constante el proceso educativo. En cuanto a la educación formal quedamos en lo mismo: un listado de iniciativas.
El programa de Balbina no tiene una visión coherente del problema social. Tiene secciones que se refieren a diferentes problemas puntuales que son tratados como una lista de “supermercado”. Utiliza términos políticamente correctos para las agencias internacionales como “inclusión”, pobreza y “focalización” que son propios de los documentos de las agencias intergubernamentales (ONU, BID y el Banco Mundial). Señala que la necesidad de “destacar la agenda de inclusión social y la estrategia de combate a la pobreza, ejes centrales de la gestión del Estado, caracterizada por un crecimiento sin precedente de la inversión pública. Dicha inversión ha sido canalizada por un conjunto de programas institucionales que enfocan la inversión pública directamente hacia los sectores más vulnerables de la sociedad panameña, como por ejemplo, la Red de Oportunidades”.
La propuesta social de Balbina es un poco difícil de comprender, incluso si el lector es un funcionario internacional. Por lo menos el programa de Balbina utiliza el lenguaje políticamente “correcto” según los organismos internacionales. Este es un renglón que los asesores de Martinelli aún no manejan.
Los problemas identificados por los panameños
Los medios ignoran los problemas identificados por la mayoría de los panameños. En sus planas, y en los pocos debates entre los candidatos, estos problemas no se abordan. Sin embargo, ya desde un par de años, las encuestas muy publicitadas apuntan a tres preocupaciones centrales sentidas por la población (esa masa que concurre a las urnas para depositar su voto). Veamos que dicen los candidatos sobre la seguridad ciudadana, el empleo y la educación que son los problemas identificados por la población como los más relevantes.
Seguridad ciudadana
En primer lugar, se encuentra la violencia producto de las políticas neoliberales y la corrupción (ligada al blanqueo y otros crímenes). Los candidatos se atropellan para ser los más “duros” amenazando con aumentar las penas de cárcel, de militarizar la policía o incrementar la persecución de la juventud. No presentan planes coherentes o viables.
El programa de Balbina ignora por completo los tratados de seguridad e inteligencia suscritos con EEUU. Aparentemente avala la militarización del país bajo la tutela de Washington. En lo relacionado con seguridad ciudadana, su programa se limita a señalar que “fortalecerá la recuperación de la confianza de la comunidad en la policía y elevar la autoestima y motivación de sus integrantes”. También dice que “ ampliará el proceso de entrenamiento, capacitación y equipamiento adecuado de la policía (mejor comunicación, armamento, equipos y medios de movilización y uniformes). Asegura que “incrementará el número de policías. Hoy tenemos 4 policías por cada mil habitantes, se llevará el número de unidades a 7 policías por cada mil habitantes”.
La campaña de Balbina utiliza un lema que sintetiza la propuesta del candidato a Vice-presidente, Juan C. Navarro y el propio: “Mano dura con justicia social”.
Martinelli todavía no ha concretado su plan para enfrentar la violencia social, producto de 20 años de aplicación de políticas neoliberales.
Empleo
En segundo lugar, el desempleo sigue preocupando a los panameños. Más de la mitad de la población activa está en el sector informal creando una crisis en el 80 por ciento de las familias del país. El 60 por ciento de los panameños ganan menos de 400 dólares al mes. (El costo de vida supera holgadamente esa cifra). Los candidatos y sus asesores ignoran la realidad planteando que la bonanza producto de la especulación de los dos últimos años beneficia a todos los sectores. No pronuncian la palabra “planificación” por considerarla peligrosa.
Para combatir el empleo informal el programa de Martinelli propone utilizar “la inversión privada como principal herramienta generadora de empleos, para lo cual crearán un programa “Multi-nivel” para niños pobres entregando becas y también un programa de primer empleo como de aprendiz para jóvenes quienes serán contratados por la empresa privada.
La propuesta plantea motivar la iniciativa empresarial con un programa de Gestión Empresarial, facilitando formación, herramientas técnicas y financieras. También propone crear parques industriales (chips y farmacéutica) y sembrar grandes extensiones de caña de azúcar y palma aceitera para producir etanol y biodisel. Quiere fortalecer la actividad turística de uso intensivo de trabajo, reforestar 50 mil hectáreas en la comarca Ngobe Buglé con programas de capacitación y autogestión así como cumplir con la ley que exige que el 10 por ciento del personal embarcado en naves de bandera nacional sea panameño.
El lema de Balbina Herrera propone “crecimiento económico con generación de empleo (Crecer para la gente)”. Agrega que aspira crear “empleos decentes con salarios dignos
para la gente”. Entre sus metas destaca “consolidar la educación y capacitación
para el trabajo, estimular la inversión privada en sectores estratégicos: turismo, conglomerado del canal, vivienda y construcción, agropecuario, industrial y exportaciones”.
Además, plantea que quiere “privilegiar la inversión en proyectos de infraestructura pública. Desarrollo de las micros y pequeñas empresas y cooperativas. Facilitar el diálogo y la concertación en las relaciones obrero-patronales. Ampliar y agilizar el Fondo de Garantías. Crear un programa “Mi Primera Oportunidad” de incentivos dirigidos a jóvenes emprendedores que facilite la creación de nuevas empresas (capacitación, asistencia técnica, y crédito)”.
La propuesta no tiene una visión de país y de sus problemas. Ignora las causas del problema y, como consecuencia, no propone soluciones. El rosario de temas que aborda no constituyen un programa de trabajo.
Educación
La educación ocupa el tercer lugar entre las preocupaciones. El colapso del sistema educativo, como consecuencia de las políticas neoliberales irresponsables, generan las tasas de deserción más elevadas de la historia republicana, los niveles más bajos de capacitación y el deterioro casi total de la infraestructura. Sobre esta situación los candidatos no ofrecen propuestas y mucho menos soluciones.
La propuesta de Martinelli señala que diseñará nuevas políticas con una oferta educativa cónsona con la necesidad de recursos humanos que requiera el desarrollo integral del país, reingeniería para el eficiente uso de los recursos, la descentralización y patronatos para todas las escuelas, dormitorios para estudiantes alejados de su residencia, mejorar la cobertura educativa, utilizar los ingresos generados por los casinos, becas y ofertas educativas a jóvenes y adultos sin escolaridad.
En el programa de Balbina Herrera, candidata a la presidencia del PRD, ofrece una lista de 25 tareas en el campo de la educación nacional. La lista es incoherente y sin fines prácticos. No plantea con qué recursos realizará las tareas señaladas. Los asesores de Balbina ignoran la crisis de la educación panameña, sus causas y se olvidan de utilizar un instrumento como la planificación para organizar sus propuestas
La lista de tareas es encabezada por una la decisión de “destinar voluntad y esfuerzos supremos para mejorar la calidad de los aprendizajes desde el nivel parvulario hasta la universidad. Señala también que pretende universalizar la educación preescolar y expandir significativamente la educación media para toda la niñez y la juventud del país.
La lista de tareas del programa de Balbina continua enumerando objetivos como “impulsar una educación para el trabajo y a lo largo de toda la vida. Utilizar Internet en todas las escuelas del país como herramienta de aprendizaje. Valorar el papel del personal docente y mejorar su formación, motivación y compromiso con la educación. Crear un sistema de estímulos con base en meritos profesionales”.
¿Qué hacer?
¿Qué puede esperar el pueblo panameño? Un próximo gobierno (2009-2014) con “más de lo mismo” y quizás con una debacle administrativa producto de la incompetencia política de la clase gobernante para dirigir el país.
¿Qué tiene que hacer el pueblo panameño? No tiene sentido exigir un programa porque la generación que actualmente está a la cabeza de la clase política no tiene la capacidad para prepararlo. Hay que meditar sobre las alternativas. En primera instancia, sin abandonar otras posibles alternativas en el futuro, hay que protestar en la urnas. El voto en blanco para Presiente de la República es quizás la mejor opción. El voto en blanco se traduce en una protesta social que sintetiza la posición del pueblo panameño que ha sido engañado en forma sistemática durante los últimos 20 años. El voto en blanco también se traduce en una alternativa futura para una candidatura popular como la presentada por Juan Jované.
Panamá, 7 de marzo de 2009.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario